lunes, febrero 11

Dandelion

Como cuando uno va caminando por la hierba y ve un diente de león.

No se aguanta las ganas; se inclina, lo arranca, lo toma entre las manos detallando cada fibra, cada muchachito albino flaco y peludo que cuelga de la esfera verdosa, agarrándose como en una maquina giratoria de parque de diversiones.
Entonces hace lo inevitable, sopla liberando al pueblito blanco dejándolo desnudo.

Ya no es entonces ni esfera mágica, ni bosque albino, ni ciudad blanca. Queda un tallo seco, cual chupeta verde sin dulce.

Los muchachitos canos volarán mientras tanto. Es el terrible y hermoso espectáculo de la gravedad.
Se extrarán unos a otros. Se llamarán. Se arrepentirán de soltarse o juntarán ganas mientras se marchitan.



Es como cuando uno se encuentra un diente de león,


y hace lo inevitable.